Pagando deudas ajenas (el final)
El semen de esos dos desconocidos todavía chorreaba entre mis muslos, cuando todos escuchamos el auto de Daniel deteniéndose frente a casa.
Mi novio apareció en la puerta; pero, en el ambiente oscuro, ambos hombres se abalanzaron sobre él le pusieron una mordaza en la boca y una capucha en la cabeza. Luego lo sentaron en una silla y lo maniataron como para que no pudiera ni moverse.
Daniel gemía bajo la capucha, mientras Charlie se burlaba de él:
“Pedazo de cornudo; ya tu mujercita nos adelantó algo de tus deudas…”
Mi novio se debatió gimiendo, sin que se le entendiera nada.
Pepe regresó del baño en ese momento, con un pequeño pote de gel lubricante entre sus manos. Sonrió mirando a su amigo:
“Parece que la putita usa esto cuando le dan por la cola…”
Imaginé sus intenciones, pero esta vez les supliqué que no me dieran por el culo; me lo iban a destrozar con el tamaño de esas pijas…
“Te vamos a romper ese culito, nena… y no vas a poder evitarlo…”
Pepe me hizo callar de una rápida bofetada y me arrancó la camiseta del cuerpo, dejándola hecha jirones. Sonrió mientras me empujaba, hasta que tropecé con la pesada mesa del comedor.
Allí me hizo girar, doblando mi cintura y haciéndome apoyar los codos sobre la tabla. Comencé a lloriquear y suplicar, con toda la impotencia.
Charlie aprovechó el momento y lubricó sus dedos con el gel. Luego con delicadeza comenzó a juguetear en mi muy estrecho ano…
“Lástima que no puedas verla, cornudo… pero vas a poder escucharla…”
Dijo mirando hacia donde estaba sentado Daniel, que seguía debatiéndose inútilmente, tratando de liberarse de las ataduras.
Charlie hundió levemente su dedo entre mis nalgas abiertas y comenzó a moverlo, provocándome cierto placer, que se traducía en leves gemidos.
“Esta perra tiene el culo bastante apretado… será virgen por aquí…?”
“Sí…” Alcancé a decir, cerrando los ojos y sintiendo ese dedo a fondo.
El muy hijo de puta sonrió y me hizo abrir las nalgas con mis propias manos; exponiendo ese apretado orificio anal. Charlie entonces apoyó la punta de su pija en mi culo que esperaba ser penetrado. La presión fue leve, pero el lubricante y la dureza de esa punta hicieron el resto…
De pronto, su verga comenzó a introducirse suavemente en mi recto, traspasando mi esfínter anal sin ninguna dificultad…
“Ayyy, despacio, por favor… me duele mucho”. Suspiré, mintiendo.
Pero entonces Charlie, lejos de retirarse, comenzó a aumentar peor el ritmo de su bombeo; aferrándome por la cintura, mientras yo apoyaba mis propias manos sobre las de él, como si quisiera guiarlo…
Comencé a jadear, a gemir y a lloriquear, mientras esa gruesa verga me destrozaba el culo. Pero lo peor de todo, era saber que yo estaba gozando como una perra y me movía al compás de ese tipo…
Sintiendo que ya estaba por acabar dentro de mi culo, Charlie gruñó y le gritó a su amigo:
“Qué te parece si dejamos al cornudo ver cómo goza esta putita…?”
A Pepe pareció gustarle la idea, porque se acercó a Daniel y le quitó la capucha de un manotazo. Mi novio miró con ojos desorbitados, cómo ese hijo de puta de Charlie me estaba taladrando el culo así brutalmente…
Entonces el tipo acabó en el fondo de mi culo y pude sentir su semen hirviente invadir mis entrañas. Al mismo tiempo Pepe gritó:
“Y éste quién carajos es…???” Preguntó, refiriéndose a mi novio…
Charlie sacó limpiamente su verga de mi ano y también miró a Daniel…
“Quién es este cornudo…?” “Dónde está el Turco…????”
Mi novio apareció en la puerta; pero, en el ambiente oscuro, ambos hombres se abalanzaron sobre él le pusieron una mordaza en la boca y una capucha en la cabeza. Luego lo sentaron en una silla y lo maniataron como para que no pudiera ni moverse.
Daniel gemía bajo la capucha, mientras Charlie se burlaba de él:
“Pedazo de cornudo; ya tu mujercita nos adelantó algo de tus deudas…”
Mi novio se debatió gimiendo, sin que se le entendiera nada.
Pepe regresó del baño en ese momento, con un pequeño pote de gel lubricante entre sus manos. Sonrió mirando a su amigo:
“Parece que la putita usa esto cuando le dan por la cola…”
Imaginé sus intenciones, pero esta vez les supliqué que no me dieran por el culo; me lo iban a destrozar con el tamaño de esas pijas…
“Te vamos a romper ese culito, nena… y no vas a poder evitarlo…”
Pepe me hizo callar de una rápida bofetada y me arrancó la camiseta del cuerpo, dejándola hecha jirones. Sonrió mientras me empujaba, hasta que tropecé con la pesada mesa del comedor.
Allí me hizo girar, doblando mi cintura y haciéndome apoyar los codos sobre la tabla. Comencé a lloriquear y suplicar, con toda la impotencia.
Charlie aprovechó el momento y lubricó sus dedos con el gel. Luego con delicadeza comenzó a juguetear en mi muy estrecho ano…
“Lástima que no puedas verla, cornudo… pero vas a poder escucharla…”
Dijo mirando hacia donde estaba sentado Daniel, que seguía debatiéndose inútilmente, tratando de liberarse de las ataduras.
Charlie hundió levemente su dedo entre mis nalgas abiertas y comenzó a moverlo, provocándome cierto placer, que se traducía en leves gemidos.
“Esta perra tiene el culo bastante apretado… será virgen por aquí…?”
“Sí…” Alcancé a decir, cerrando los ojos y sintiendo ese dedo a fondo.
El muy hijo de puta sonrió y me hizo abrir las nalgas con mis propias manos; exponiendo ese apretado orificio anal. Charlie entonces apoyó la punta de su pija en mi culo que esperaba ser penetrado. La presión fue leve, pero el lubricante y la dureza de esa punta hicieron el resto…
De pronto, su verga comenzó a introducirse suavemente en mi recto, traspasando mi esfínter anal sin ninguna dificultad…
“Ayyy, despacio, por favor… me duele mucho”. Suspiré, mintiendo.
Pero entonces Charlie, lejos de retirarse, comenzó a aumentar peor el ritmo de su bombeo; aferrándome por la cintura, mientras yo apoyaba mis propias manos sobre las de él, como si quisiera guiarlo…
Comencé a jadear, a gemir y a lloriquear, mientras esa gruesa verga me destrozaba el culo. Pero lo peor de todo, era saber que yo estaba gozando como una perra y me movía al compás de ese tipo…
Sintiendo que ya estaba por acabar dentro de mi culo, Charlie gruñó y le gritó a su amigo:
“Qué te parece si dejamos al cornudo ver cómo goza esta putita…?”
A Pepe pareció gustarle la idea, porque se acercó a Daniel y le quitó la capucha de un manotazo. Mi novio miró con ojos desorbitados, cómo ese hijo de puta de Charlie me estaba taladrando el culo así brutalmente…
Entonces el tipo acabó en el fondo de mi culo y pude sentir su semen hirviente invadir mis entrañas. Al mismo tiempo Pepe gritó:
“Y éste quién carajos es…???” Preguntó, refiriéndose a mi novio…
Charlie sacó limpiamente su verga de mi ano y también miró a Daniel…
“Quién es este cornudo…?” “Dónde está el Turco…????”
3 年 前