Follada, despreciada y exhibida,

La cena no me apetecía un carajo, estaba deseando irme de allí. Lo único que me pareció interesante de la noche, fue ver como Rafa, que se había sentado a mi lado, llevaba todo el tiempo babeando. Yo, claro, entré al trapo. Me encanta sentirme mirada y deseada.

Para ser honesta, varios de mis compañeros, alguno de los jefes, me miraron insinuantes, pero sólo Rafa se tiró al barro. Ya estaba decidido. Esta noche, a por él. En cuanto pudimos nos marchamos de allí, con el pretexto de que me acercaba a casa.

Cuando nos alejábamos oí las risotadas de los babosos que miraban con envidia a Rafa, que salía con su trofeo del restaurante.

- ¿Dónde te apetece ir? Me preguntó
- No sé, tú dirás

Desde aquella “fiesta” en casa, con Pablo y con Antonio, Rafa y yo habíamos tenido varios encuentros. Sexo sin más, me había sodomizado en su casa una noche y otro día me hizo tragarme una buena lechada en el baño de la empresa. Estaba bien, era mono y la verdad es que follaba de maravilla.

- ¿Me dejas que te proponga algo distinto?
- Claro. Dije yo con un cierto desdén, aunque por dentro estaba ansiosa por ver qué me proponía.
- ¿Conoces El Saler?
- Claro, ¿quién no? ¿por qué?
- Vamos a ir allí
- Hasta allí, ¿qué coño se nos ha perdido en El Saler?
- No sabes lo que es el dogging, ¿verdad?
- ¿El dogging? Ni idea
- No te preocupes que esta noche lo vas a descubrir, estoy seguro de que te va a encantar

Mentí, claro que sabía lo que era el dogging, y que me lo propusiera así, tan directo y sin dudar, hizo que me sintiera segura, que me entrase el gusanillo de probarlo y que mi coño empezase a reaccionar solo de imaginar con qué me podía encontrar.

Tardamos poco más de quince minutos en llegar, Rafa se dirigió directamente a una zona de parking cerca del Hotel Sidi Saler. Había más coches por ahí, algunos con las luces apagadas, otros, no, también había algunos hombres merodeando.

Paró el coche casi en medio del parking, dejó las luces de posición encendidas.

- Vamos preciosa, empieza la función, hoy vas a ser una auténtica estrella
- ¿Cómo dices? No te entiendo, dice balbuceando, para que fuese él quien mostrase primero sus cartas.
- Mira Ali, el dogging es una práctica en la que se viene a follar a sitios como este, y se deja a otros que participen de distintas formas, mirando, tocando, o ….
- Joder, que cabrón, ¿cómo te atreves? Por quién me has tomado. Dije haciéndome la ofendida.
- Ja, ja, ja, lo sabes de sobra, sabes que no puedes decir que no a una buena polla, y menos aún a un montón de tíos empalmadísimos mirándote. Eres una puta, una enorme e increíble puta y esta noche vas a ser la estrella. Vamos, quiero ver cómo estás de preparada.

La palma de su mano recorrió mi muslo, mi traje corto se lo facilitó, desde luego. Se acercó y me palpó el coño, metió su dedo corazón debajo de mis bragas. Yo estaba excitada y empezaba a mojarme, sentí su dedo hurgando entre mis labios mientras hablaba en voz queda, - eres la puta más increíble que he conocido, ummm, madura, caliente y sin miedo, increíble, me decía mientras sus labios iban repartiendo el tiempo entre mi cuello y sus palabras.

Saco su dedo completamente empapado, se lo llevó a la boca, se lo metió hasta dentro, lo chupó y mirándome a los ojos dijo, guauuuu, manjar delicioso, ya estás a punto, y sin preguntar, encendió la luz interior del coche.

Comenzó a magrearme las tetas mientras mis pezones se ponían tiesos y gordos. Mi marido siempre decía que son como cerezas, rosaditos, carnosos y deliciosos. Al momento, comencé a ver cómo iban apareciendo sombras alrededor del coche, tres, cinco, ocho, no sé cuántos habría exactamente.

Rafa me ordenó que me quitase las bragas y me masturbase. Fuera, el movimiento era más intenso, algunos solo miraban, otros, con la polla en la mano, empezaban a masajeársela, otros hablaban: “joder puta, enséñanos el chocho”, “¿no sabes comerla?” “déjanos que te veamos entera”

Yo, acariciando mi coño, estaba completamente mojada, mis dedos corazón y anular metidos hasta dentro, mientras los dedos de Rafa jugaban con mis labios y mi lengua. Me iba diciendo, “mira bien, son tuyos, tus espectadores y tus fans incondicionales, están dispuestos a hacer lo que tú les mandes”. Sus palabras me estaban encendiendo y comencé a gemir llegando al primer orgasmo. Con mis gemidos fuera el murmullo fue mayor, ya, casi todos, estaban machacándosela a mi salud. Rafa siguió, “mira bien, elige las pollas que vas a querer que te destrocen el culo”. “Ahora, cómemela a mi” Me puse a cuatro patas, mirando hacia el sillón del conductor y me la metí en la boca. La polla de Rafa era grande, tenía las venas muy marcadas y me encantaba comérsela.

De pronto, noté manos acariciando mi culo, ¿dos, tres?, no lo sé, pero recordé que era verano y teníamos las ventanillas abiertas por el calor, que es como decir, estáis invitados a tocar si os apetece. Seguí en esa posición tragándome, a veces lento a veces con rabia, la polla de Rafa. Las manos acariciaban, alguna golpeaba mi grupa, otra se metió entre mis muslos palpando mi coño encharcado, que chorreaba por mis piernas, otra noté como merodeaba el agujero de mi culo y trataba de abrirse paso. ¡¡¡Ufff, me sentía muy, muy puta, pero a la vez excitada como nunca!!!

Rafa se corrió rápido, oí como alguno pedía que me lo tragase todo, pero en esa posición casi toda la leche resbaló por la polla de mi compañero, teniendo que hacer un esfuerzo extra de limpieza que elevó el tono de las voces de fuera del coche. Entonces fue cuando Rafa me dijo: “¿quieres salir?” Yo estaba inquieta pero con fuego en las entrañas. Pregunté: “¿no será peligroso?”

- “Eso lo decides tú, aquí no hay más normas que las que la mujer ponga. Esta noche tú eres la reina, la reina de las putas. Y como tal, mandas”

Me incorporé, con el gusto de su semen en la garganta, el aroma pegajoso de mi coño en el ambiente, el olor de no menos de diez machos ansiosos de hembra flotando alrededor, y la enorme puta que llevo dentro, envalentonada y dispuesta a que aquella noche marcase mi vida para siempre.

“Vamos”, dije mientras mi mano acariciaba el abridor de la puerta.

Cuando salí del coche pude ver entre la oscuridad a doce o catorce hombres. La mayoría eran mayores, incluso alguno ya viejo, gordos, o al menos con barriga abultada, un par de ellos tenían casi aspecto de mendigos, la verdad sea dicha, también alguno un poco más joven, pero no muy guapo por cierto, tres negros que tenían pinta de ser de esos que venden por la playa y no acerté a ver más. El panorama no era alentador precisamente, pero todos tenían en común una mirada lasciva y un deseo de hembra que se podía cortar en el ambiente, y yo no buscaba allí a George Clooney, tan solo ser mirada, deseada y poseida con ansia lasciva y a****l. Ese era el lugar idóneo.

Rafa me cogió por los hombros y me dijo, “eres su reina, su diosa, son todos espectadores ansiosos de que comience el espectáculo”. Sus manos bajaron por mis costados ajustando mi vestido al cuerpo, las tetas se hicieron más visibles, mis pezones, marcados en el vestidos empezaron a abultarse más y más. Rafa empezó a magrear mis muslos, dejando a la vista de mis lascivos espectadores mis piernas. Alguno tenía la polla en la mano y se la estaba cascando, otros no, miraban, sonreían, se acariciaban el pantalón.

Rafa se colocó detrás de mí, besó mi cuello, mi oreja derecha y me bajó la cremallera del vestido. El auditorio se removió inquieto, lentamente deslizó un hombro, luego el otro y fue dejando caer el vestido con suavidad al suelo. Yo, completamente desnuda, mis bragas habían quedado tiempo atrás en el coche, miraba fijamente los ojos de esos tipos que me querían comer con la mirada.

“Miren bien señores que deliciosa puta les he traído, es una mujer de lujo, jefa responsable y cumplidora de un departamento con más de quince personas a su cargo, esposa obediente, sumisa cumplidora y madre de tres hijos adorables. Esta noche me la voy a follar delante de ustedes” Los comentarios ya no paraban, había un murmullo incesante, casi todos habían desenvainado las espadas y no paraban de masturbarse mirándome.

Me recostó sobre el capó del coche y me metió la polla de un empujón, no esperó más, mi coño estaba empapado, entró de un golpe, sus brazos elevaron mi culo para que los movimientos fuesen más ágiles. Mientras, los mirones se agolparon alrededor del coche, mira zorrita, mira mi polla, ¿te gusta?, ¿quieres comértela?, te voy a regar entera guarra, el cornudo de tu marido estaría contento de verte aquí, ¿verdad?
Rafa seguía follándome con fuerza, pero mis manos empezaron a buscar pollas para acariciar. Un gordo seboso me la acercó y se la empecé a machacar, era pequeña, apenas se le notaba con la barriga, se corrió con tres veces que se la meneé. Pero esa fue la señal de que podían intervenir.

Rafa se corrió dentro de mí, mientras que noté otra descarga en mis tetas y en mi cara. Me puse en cuclillas y un montón de pollas se agolparon sobre mí, una, otra, otra más, empecé a chupar sin mirar donde. Estoy segura de que alguno hacía días que no se lavaba, el olor era hediondo, rancio, a pis y semen acumulado, pero esa mezcla casi de asco y ansia acentuó mi lujuria y la puta más cerda que llevo dentro se sintió en su casa.

Era una especie de catarsis del sexo, nada importaba, solo sexo, nada pensaba, solo deseo, nada imaginaba, solo éxtasis por ser el centro absoluto de admiración de esos hombres necesitados. El semen se empezó a acumular en mi boca, mis labios y mi cara, y os puedo asegurar, que así en cuclillas, mi coño ligeramente abierto, chorreaba y chorreaba esperando su turno con ganas.

Después de un rato y no sé cuántas corridas, me pusieron de pie, las manos iban y venían por mi cuerpo, mi culo, mis caderas, mi tripa, mis tetas, ¡¡¡ ni un rincón de mi piel estaba al margen de las caricias !!! Manos delicadas, manos que pellizcaban, manos rugosas, manos suaves, manos que golpeaban. Y yo en el centro de ese círculo de lujuria, yo era la auténtica diosa de esos fieles, de esos seguidores de la religión de la puta Alicia.

Chorreando semen por todos lados me tumbaron boca abajo sobre el capó del coche. Unas manos me cogieron con fuerza de las caderas y una polla entró hasta dentro de mi chocho empapado y ardiente. Perdí la noción de lo que pasaba. Se turnaban supongo. Los orgasmos no tardaron en llegar, primero suaves como me suele ocurrir, pero luego, empecé a chillar, a retorcerme, a temblar por los espasmos, y la ruleta de mis folladores no paraba, creía morir, no podía más, gritaba y gritaba, noté como me corrí a chorros, mientras las pollas entraban una tras otra en mi coño.

Fue entonces cuando oí que decía vamos Willy, es tu turno que si te la follas tu primero luego ni se entera con los demás. Mis tetas estaban aplastadas contra el capó del coche de Rafa, mi cara pegada a la carrocería, intenté incorporarme, pero una mano me sujetó la cabeza, “no es el momento, zorra”. Mientras me hablaban, noté un ariete brutal que me penetraba, un tronco que me estaba perforando las entrañas, grité, grité con fuerza, pero las risas y el griterío de esos hombres era estruendoso, apenas se llegó a intuir mi voz en medio de esa maraña.

El tal Willy, era un negro de los que se ganan la vida vendiendo por la playa y su polla de 28 centímetro y casi 6 de grosor me estaba reventando por dentro. Me folló con fuerza, notaba sus dedos apretando mis caderas en cada empujón y mi coño estaba completamente destrozado, pero no se corrió. Me la sacó de golpe, me cogieron entre todos me pusieron de pie y volvieron a magrearme entera. Mi voluntad estaba anulada por completo, manos, lenguas, más manos, pollas que se corrían una y otra vez encima de mí, baile de lujuria sin fin.

Sujetadla, oí que decía Rafa, voy a abrirla el culo mientras Willy le revienta la garganta para que se trague su corrida, si puede. Me sujetaron no sé cómo, recostada, creo, en la espalda de alguno de ellos, que recibió el calor de mis tetas con un gemido de placer, sentí como elevaron mi culo y me lo empezaron a dilatar a base de dedos y escupitajos que iban y venían.

Willy me cogió la cabeza y me mostró su polla, era monstruosa, no creía que me fuese a caber en la boca, pero sin darme tiempo a pensar más, fue abriéndose paso en mi garganta, yo no me movía, era él el que me follaba la boca. “Vamos Willy campeón, queremos ver como se ahoga esta cerda”, “inúndala con tu leche, joder”.

Sentí la polla de Rafa entrando en mi culo, con movimientos tenues, pero seguros, hasta las entrañas de mi alma me estaba follando ese hijo de puta. Me sentía cansada, destrozada, humillada, pero a la vez, henchida de gozo, de placer y de orgullo. Todos esos cabrones, todas esas fieras estaban aullando de placer por mí y para mí. La bocanada de semen de Willy fue bestial, me dio una arcada gigante, creo que casi llegué a vomitar, echando la leche que no podía tragar.

Entonces, la voz de Rafa, recostado sobre mi espalda mientras me seguía dando por culo sin cesar, me susurró: “no te imaginas, zorra de mierda, la de ostias que va a haber en la oficina por ver todo lo que he grabado aquí esta noche”.
3 年 前
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Miguuelon69
Miguuelon69 3 年 前
Quién trabajará contigo ....?????
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