Cristina y su morbo

Cristina siempre había sentido curiosidad por todo lo relacionado con el sexo anal. Nunca lo había puesto en práctica, pero su novio insistía día sí y día también para que él la pudiera penetrar por detrás hasta correrse de gusto en aquel agujerito tan estrecho y morboso. Finalmente, una noche él le llegó a convencer, asegurándole que pararía al instante si ella experimentaba algún tipo de dolor o m*****ia. Aquello fue lo que finalmente convenció a Cristina, que llevaba mucho haciéndose de rogar pero, en el fondo, ansiaba tanto como él poder experimentar el placer anal en todo su esplendor. Las ganas apretaban más que nunca, y en unos pocos minutos Cristina iba a vivir en primera persona este tipo de modalidad sexual.

Empezaron desnudándose y lamiéndose todo el cuerpo de arriba abajo. No hay cosa que excitara más a Cristina que el hecho de que le chuparan los pezones y juguetearan con ellos con total libertad. Su novio sabía muy bien qué botón tocar para poner bien cachonda a Cristina, así que se dedicó en cuerpo y alma a excitar sus grandes tetas como sólo ella se merecía. Cristina no podía parar de gemir, y su coñito se fue humedeciendo ante tanta pasión, como para preparar el terreno ante la posible penetración sin fin. Sin embargo, aquella noche la penetración iba a llevarse a cabo por otro agujero bien distinto. Sin hacerse más de rogar, la misma Cristina agarró el bote de lubricante que guardaba en su mesita de noche y se lo untó en todo su culito. Después, agarró la polla de su novio y la embadurnó en aquel gel viscoso.

Ahora que ya estaban listos para el folleteo puro y duro, Cristina se recostó de lado y puso su culito en pompa. De este modo facilitaba el trabajo a su novio, que no tardó en arramblarse a ella y clavársela a la primera de cambio. Al principio no fue una experiencia del todo agradable, pero poco a poco el culito de Cristina se fue dilatando y empezó a experimentar el placer anal como nunca antes lo había hecho. Aquella primera vez se estaba convirtiendo en un polvo de lo más excitante y placentero para ambos, porque él también estaba gozando más que nunca. Meterla en aquel agujerito tan estrecho suponía un placer enorme para cualquier hombre, que sentía la presión alrededor de su polla y le excitaba hasta niveles nunca antes vividos.

Entre gritos y jadeos, la pareja seguía follando sin parar, bombeando y agrandando el agujero del culo para, inevitablemente, terminar corriéndose dentro de ella y llenarla así de toda su leche caliente. No tardó en llegar ese momento. Mientras él agarraba bien fuerte el culo de su novia, Cristina se hacía un dedo para sentir placer anal y vaginal al mismo tiempo. Por fin hubo una explosión de lefa, y el chico de Cristina se corrió en una vorágine de placer indescriptible. Ella también alcanzó el orgasmo, uno de los más intensos de toda su vida.
发布者 esloquehay89
6 年 前
评论
账户以发表评论